Testimonio de una médica recibido el 6/06/2020

Compartimos con vosotras este relato, testimonio, recibido la mañana del pasado sábado. (Hay algún dato que hemos sustituido por ——- para preservar el anonimato de la persona y para no perjudicar a marcas reconocidas de cosmética que nombra ni a laboratorios reconocidos por todos, con medicamentos que especifica).

 

Especialmente va por vosotras, todas aquellas personas que podáis identificaros con ella, ya que dulkamara bamboo puede ayudaros a sentiros mejor y os animamos a que aportéis a vuestra piel, nuestras fórmulas originales en las que combinamos fito-ingredientes, aceites vegetales de primera presión y aceites esenciales naturales obtenidos por destilación o por expresión en frío, que aportan gran cantidad de principios activos bio-disponibles hasta las capas más profundas de la piel de forma natural, aportando únicamente beneficios.

 

Mensaje recibido……

 

«Simplemente quiero compartir mi historia para daros las GRACIAS y haceros saber lo mucho que valoro vuestro trabajo, un trabajo que da fruto a unos productos de una calidad de matrícula de honor.

También os adjunto algunas fotos (no muy agradables, ¡AVISO!) para dejar constancia de mi historia, bien real :).»

 

              

evolución de la piel con tratamiento dulkamara bamboo

 

 

Relato……

                                                                                                                                                                                                                                                                                                        ————, 6 de junio 2020

Muy buenos días,
Mi nombre es ———.

Llevo meses queriendo escribir este correo electrónico, un correo de mi más sincero AGRADECIMIENTO. Hoy parece que por fin llegó el momento.

 

La historia es un poco larga, pero me hace muchísima ilusión compartirla con vosotros. Pues, si sigo adelante en este camino de rocas y pinchos que es mi vida, es gracias a dulkamara bamboo y en especial, gracias mi hada madrina, mi descubridora de vuestros grandes tesoros: Aroa de Viva centro de imagen (@vivacentrodeimagen).

 

Desde pequeña sufro diabetes tipo 1 (la conocida como “mala”, la que supone pinchazos de insulina a diario). Los médicos que me tocaron no fueron especialmente “amables” conmigo, así que decidí estudiar Medicina con el objetivo de curar la diabetes. Con el tiempo reconvertí mi objetivo: “curar” son palabras mayores, pero ser una médica HUMANA que entiende a la persona como un TODO, SÍ es un objetivo realista.

 

Me licencié en Medicina en la Universidad de ———–, en el Hospital ——-. Después, me formé como especialista en Endocrinología y Nutrición en el mismo centro, donde ahora sigo trabajando gracias a una beca de investigación clínica vinculada a la obesidad y la neuroinflamación (cosas raras, pero bonitas y ¡súper interesantes!).

Durante mi formación como especialista, inicié graves problemas de piel: brotes de dermatitis exagerados que requerían corticoides tópicos y orales (en alguna ocasión, incluso endovenosos). Además, también acné vinculado al uso de corticoides. Y para que no falte de nada, atrofia progresiva de la dermis (sí, también un efecto secundario de los corticoides). Tras demasiadas consultas dermatológicas (un largo peregrinaje), me diagnosticaron celiaquía (de pequeña sufría dolores de barriga que atribuyeron a que era una “niña nerviosa”). Al retirar el gluten, la cosa mejoró por un tiempo.

Sin embargo, en septiembre 2019 sufrí una pesadilla. Se celebraba un congreso Europeo de ———  y me habían seleccionado para defender una comunicación, frente a centenares de personas.

¡Mi gran ilusión!

 

Aproximadamente una semana antes, me salió un granito absurdo en la nariz que me manipulé al 200% (uno de mis peores defectos). Como quería estar perfecta (defecto ampliamente compartido por los humanos), pedí socorro a uno de los dermatólogos que había conocido durante mi peregrinaje. Me aconsejó aplicarme ————-. Así lo hice, pero el granito manipulado empeoró (yo tampoco ayudé tocando y retocando). Llegó el día de la comunicación oral y mi nariz estaba horrible (pimiento rojo). Así pues, recurrí a mi hada madrina Aroa. Con maquillaje y en especial, con la energía que transmite, me dejó impecable.

Una vez defendida la presentación, que por cierto salió genial, las cosas se aceleraron y tengo un remolino de recuerdos desdibujados. El granito de la nariz ya no era tal granito, sino una úlcera infectada. Además, se añadió otro granito en la mejilla izquierda que también manipulé (ya confesé que es mi gran defecto).

Volví a pedir ayuda a mi dermatólogo de referencia. En esta ocasión, me aconsejó aplicar dos cremas antibióticas (———— y ———–). La pauta antibiótica era de 2 veces al día, en una pequeña cantidad.

Sin embargo, la desesperación por mejorar (iba a casarme en marzo 2020 y tenía miedo de seguir con lesiones, pues me cuesta muchísimo cicatrizar) hizo que me aplicara demasiada cantidad y en demasiadas ocasiones.

Aquí empieza el remolino: pico de fiebre a 39ºC, llamadas incoherentes a mis padres y mi “suegra”, descontrol de mis controles de azúcar, secreción purulenta de nariz y mejilla, adenopatías cervicales (ganglios inflamados) que me dificultaban la deglución (apenas podía comer sólidos)…

En algún momento de esta pesadilla, mi suegra y mi mamá vinieron a por mí. Me llevaron a mi segunda casa, el Hospital ————–. Allí, una de mis grandes amigas especialista en Infectología me inició una pauta antibiótica de amplio espectro (——— y ——–). Recibí las primeras dosis por vía endovenosa y después, ya por vía oral. Debía ingresar, pero me negué rotundamente. Regresé a casa con la pauta de antibióticos.

Mi mamá se quedó a vivir conmigo para poder cuidarme (mi pareja trabaja demasiadas horas fuera de casa).
Tenía la piel hecha un desastre (lo que me quedaba de piel). Tuvimos que esconder los espejos de casa y, aquellos pocos que no se podían esconder, cubrirlos con toallas y sábanas para que no pudiera verme. Cada vez que me veía me echaba a llorar y me entraban ataques de ansiedad. A la pauta de antibióticos, sumamos ansiolíticos y antihistamínicos.

En este torbellino de desgracias, dejé de ver (sí, me quedé ciega de forma monocular). Un día, así porque sí, empecé a percibir luces verdes con mi ojo derecho. Después de las luces, oscuridad. Lo comenté con mi madre y con mi pareja, pero no me creyeron. Atribuyeron lo sucedido a los “nervios” (el comodín mágico). Después de 2 días a oscuras, me cabreé de verdad y exigí que me visitara un oftalmólogo. Mi enojo era máximo, era médico y sabía perfectamente que aquello no era normal. Tras la visita con el oftalmólogo, el diagnóstico que recibí terminó de hundirme. Había sufrido un desprendimiento de vítreo (las personas con miopía superior a las 6 dioptrías, lo sufren con frecuencia). Pues ale, alegría. No era suficiente con el espanto de la piel que ahora, apenas podía ver. No existe tratamiento para el desprendimiento de vítreo, únicamente reposo.

Mi baja laboral se alargó por 2 meses y aquí empezaron a surgir pensamientos de irme del mundo. No podía más. Pasé de tener un endocrino para cuidar de mi diabetes a tener: infectólogo, dermatólogo, oftalmólogo, psiquiatra y psicólogo.

 

El ——- 2020 (la que era la fecha de mi boda) cada día estaba más cerca y no podía ni imaginarme casarme con esa cara. Tenía fotos del vestido de novia que había elegido en agosto:

¡no podía creer que después de 15 años con el único amor de mi vida, tuviera que casarme con esa mierda en la cara (perdón)!

 

Regresé al trabajo muy poco a poco. Decir que se sumó un desprendimiento de vítreo del ojo que me quedaba sano, pero por suerte ya me había recuperado parcialmente del enfermo. Necesitaba trabajar, ya que con mi pareja no podíamos costear el alquiler.

Mi sueldo se sustenta en las guardias médicas de Urgencias que llevaba siglos sin poder hacer (exagero un poco, pero se me hizo eterno).

 

No podría creer que todo esto estuviera pasando.

En septiembre tenía que dar una conferencia, después inscribir mi tesis doctoral, casarme, tener hijos, en definitiva, ser feliz.

Pues bien, estaba en la ruina, sin tesis, con la boda a la vuelta de la esquina y sin ningunas ganas de verme de blanco, y al rojo vivo en la piel.

 

Me obsesioné con erradicar a cualquier precio la CICATRIZ (sí, en mayúsculas) que me había quedado en nariz y mejilla.

Como “me encanta” tropezar con las mismas piedras, reinicié un peregrinaje de dermatólogos y “especialistas en dermocosmética”.

También curanderos y terapias alternativas (reiki, ayurveda, naturopatía, homeopatía…).

Recibí láser (de 1001 tipos y colores), infiltraciones de PDRN (polydeoxyribonucleotide) y glutatión.

Probé miles de cremas, aceites y mascarillas (de farmacia, naturales y Bio) de muchas marcas reconocidas como ———————.

Nada funcionaba, mi piel cada día estaba más irritada. En verdad, la poca piel que me quedaba.

Ya estaba en ROJO, la piel y cuenta bancaria, y la cosa siguió empeorando. El láser no es gratis, tampoco los productos cosméticos ni los “mata-sanos”. Mis padres tuvieron que ayudarme con el alquiler. Estaba desesperada.

 

Un día llegué a casa con un único objetivo: irme del mundo. Hacía tiempo que le daba vueltas Si aquella porquería de la cara no quería irse, nos iríamos las dos. En verdad, no sería complicado. Soy usuaria de una bomba de insulina. Total, solo tenía que darme un súper bolo de insulina y adiós.

No tardé en tocar fondo. Ya había pasado la Navidad y marzo estaba demasiado cerca. Llegó otra prueba de vestido frente a espejo. NO PENSABA CASARME ASÍ. Empecé a pedir que pasara algo que impidiera celebrar la boda el ————-… mi pareja no quería cambiar la fecha, pero yo no podía ni mirarme.

 

En algún momento de esta historia tiré a la basura todas las porquerías que había adquirido para mi piel y me iluminé. Mi mamá me había regalado una planta de Aloe Vera. Decidí empezar a usar el jugo de sus hojas a diario y oye, parece que a mi piel le agradó la idea.

En algún punto de esta historia retomé mi contacto con Aroa. Ir a ———  implica coger el bus y exponerme a las miradas de la gente. Así pues, hacía el menor número de desplazamientos posible.

El día que por fin regresé a mis citas de belleza con Aroa, me descubrió dulkamara bamboo. Me contó tal cantidad de maravillas que no pude decirle que no. Me llevé una Leche virginal bambú sin ningún tipo de fe, pero bueno, ya estaba en la ruina.

¿Qué más daba estar sin blanca? Había comprado miles de “productos milagro” por Internet.

 

Si mi Aroa decía que dulkamara bamboo era magia, no dejaría escapar la ocasión de probarlo.

 

Aquí empieza el torbellino de buenas experiencias. ¡Mi piel resucitó de las cenizas!

 

Sí, seguía con las marcas, pero me sentía ¡YO SALUDABLE!

Probé la Leche virginal bambú, el Micronizado dermo-calmante, las Savias de bambú, la Crema bioactiva FP6, la Mascarilla
Cada semana iba con Aroa a hacer tratamiento en cabina y llevarme más productos. Eso de “menos es más” todavía tengo que aprenderlo. De hecho, los botes de 250 ml me duran poco. A mi salida de la cabina, del templo de mi hada, BRILLABA.

 

Sí, brillaba a pesar de mis marcas de guerra.

 

La verdad es que se me ponen los pelos de punta cuando revivo esta sensación de bienestar.
Mejoré muchísimo, pero el estrés pre-boda hizo que mis manos hicieran de las suyas sobre “micro-granitos”. Volví a causarme lesiones de modo completamente involuntario (ese maldito defecto…).

Casi llegamos al final que, además, en parte ya conocéis. No haré ningún spoiler si os digo que un tal coronavirus impidió la boda. Sin vestido, sin velo y sin anillo, fui llamada a las trincheras de Urgencias para atender pacientes y más pacientes.

Durante los largos turnos, me tenían que inyectar antihistamínicos (el clásico Polaramine®) para aguantar el picor generado por las mascarillas. Un día en que no podía seguir el turno por el escozor de mi cara, se me ocurrió cubrir por completo el rostro con el Micronizado dermo-calmante y…

 

¡ALELUYA! Ya no hay mascarilla que me dañe la piel: ni la mía, ni la de otras muchas compañeras.

 

Ya han pasado 8 meses desde ese oscuro septiembre 2019.
– Sigo sin marido, pero conservo el gran amor de mi vida a mi lado.
– Sigo sin tesis doctoral, pero mantengo la pasión por atender con todo el cariño del mundo a mis pacientes.
– Sí, sigo con marcas, pero amo la piel que tengo. A pesar de tener marcas de una auténtica guerra, sé que le estoy dando a mi piel lo mejor que existe para que pueda curarse muy pronto.

Ahora esa no-boda será en octubre 2020, aunque dicen que habrá rebrote. En verdad, me da igual.

 

Con o sin rebrote, tendré a mi pareja, mi Aroa y un ritual de cuidados de dulkamara bamboo.

 

Empecé a escribir un día de abril, seguí en mayo y finalmente, acabo en junio. Me daba mucha vergüenza compartir esta aventura tormentosa con vosotros. Pero, yo adoro que mis pacientes, mis amigos, me cuenten qué tal les va con los consejos y medicamentos que les receto, pues así sé cómo mejorar. Es por ello que decidí escribiros.
Ahora sí, me despido con un MUCHÍSIMAS GRACIAS de esos sinceros y verdaderos.

 

Un abrazo de lo más dulce,

 


 

 

 

GRACIAS por tu generosidad al compartir con nosotros este episodio vivido.

 

ÁNIMO bonita, eres una luchadora!

 

GRACIAS de nuevo y nos tienes para lo que necesites.

Un fuerte abrazo de parte de todo el equipo de dulkamara bamboo.

4 comentarios sobre «Testimonio de una médica recibido el 6/06/2020»

  1. Gracias por vuestra respuesta.
    Creo que al igual que muchas otras personas, uso distintas marcas de cosméticos. Es cierto que al final te enamoras de una línea en concreto, aunque hay que balancear calidad y posibilidades de cada bolsillo. Puede que haga mal combinando distintas formulaciones, pero para encontrar el equilibrio calidad/precio no me queda otra.
    En mi caso uso la línea Roseliane de Uriage, aunque es cierto que en pleno brote de rosácea de nada me sirve. Por eso había pensado en combinar mi crema y limpiador de Uriage con vuestro Micronizado.
    ¿Puedo tener reacciones adversas al combinar una línea más «artificial» con una tan natural y pura como Dulkamara?

    1. Hola Clara bonita buenos días,
      Puedes utilizar el Micronizado dermo-calmante sin ningún problema, pero preferiblemente aplícalo con la cara limpia.

      No es recomendable mezclar en una misma aplicación, cosmética natural con la que no lo es, y en el caso de la línea que me comentas, desconozco la composición de sus cosméticos, INCI, así es mejor que si te aplicas alguno de nuestros productos, esperes unos minutos a que penetren bien en la piel, y luego ya te apliques el que te parezca oportuno.

      Espero haber contestado a tu duda y si puedo ayudarte en algo más me dices guapa.

      Que tengas un fantástico martes.

      Besicos.

      Piel bella, piel sana, piel dulkamara!!!

  2. Siento dolor en mi propia piel al ver las imágenes. ¡El cambio es espectacular!
    Y yo me que enojo cuando tengo brotes de rosácea…
    Siempre pensamos que nuestro mal es el peor de todos, pero está claro que no es así y que maximizamos nuestros problemas.
    ¿El micronizado sería buena opción para mi rosácea? Hace poco que he descubierto Dulkamara y tengo dudas. Me han comentado que los productos son tan naturales que al inicio pueden irritar y me da cierto respeto cambiar.

    Gracias por compartir el relato.

    1. Hola Clara buenos días y bienvenida a nuestro espacio dulkamara.

      Tienes mucha razón en lo que comentas, pensamos que nuestro mal es el peor, pero tenemos que aprovechar las herramientas y/o productos que tenemos en el mercado que nos ayudan a sentirnos mejor, y que pueden mejorar y equilibrar nuestro organismo, como es dulkamara bamboo.

      Nuestros productos no irritan la piel, pero sí que es cierto que hay pieles que necesitan unos días de adaptación ya que es alta cosmética biológica, con gran riqueza en principios activos, y que todos sus ingredientes son para realizar una función, sin tener ninguno de relleno. Las arcillas medicinales que contienen, ayudan a la depuración de forma natural, protegiendo y sin ocluir el poro. Tienen propiedades quelantes, que ayudan a eliminar los metales pesados.

      Con respecto a tu consulta del Micronizado dermo-calmante, por tu tipo de piel, sería imprescindible incorporar en tu rutina diaria, por ser un producto que depura, calma, repara, regenera y mejora el aspecto de tu piel, consiguiendo una sensación de confort, dejándola sedosa y aliviada. Es anti-rojez, relajante y suavizante, sometido a test de uso y eficacia anti-rojeces, bajo control dermatológico, este producto ha confirmado muy buena tolerancia cutánea.

      Si lo pruebas te enamorará.
      Aplícatelo todas las noches, con la cara limpia, cuando llegues a casa. Y cuando tienes brotes rosácea, te irá genial ponértelo mañana y noche.

      Si quieres, te puedo hacer una recomendación de los productos que te van a ayudar a tener una piel más equilibrada, bella y natural. Además va a ser un apoyo muy eficaz para tu problema de rosácea.

      Bueno bonita, te deseo que tengas un fantástico lunes y una feliz semana.

      Y si tienes duda sobre cualquiera de nuestros productos, me dices guapa.

      Un besazo.

      Piel bella, piel sana, piel dulkamara!!!

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